viernes, 26 de noviembre de 2010
sábado, 20 de noviembre de 2010
Pionono
En Argentina lo comemos casi siempre relleno de dulce de leche (obvio), pero tenemos nuestras versiones con otros rellenos dulces y también salados. ¿Quién no tuvo en su buffet frío navideño en más de una ocasión un pionono relleno de lechuga, tomate, jamón, queso, mayonesa, aceitunas, atún, pollo, etcétera, etcétera? Lo que se dice un clásico.
Todos suponemos, con razón, que su nombre se debe al Papa Pío IX (1792-1878), pero lo que no sabemos es por qué este suave bizcocho arrollado lleva su nombre: parece que las pasteleras de un convento de Santa Fe en Granada, España, bautizaron así a un dulce que crearon con forma de tiara papal, con una base de arrollado y una cubierta de azúcar.
Nosotros lo transformamos a nuestro gusto y forma, y hoy se puede encontrar en cualquier panadería de Buenos Aires y del interior también.
¿A qué viene todo este... rollo? El otro día me encargaron un servicio de catering de pastelería salada y dulce, es decir, bocaditos, para un evento de 150 personas. Y en el menú salado, por ahorrarme tiempo y cabeza, entre tarteletas de queso crema y hierbas, croissants salados y demás, puse un pionono de atún. Grande fue mi sorpresa al ver que nadie sabía lo que era eso. Estoy en China, lo sé, pero ni siquiera los europeos que también fueron comensales del evento, sabían de qué se trataba. Así fue que descubrí que algo tan simple y cotidiano como el pionono es un valioso integrante del patrimonio culinario sudamericano. Y que es una novedad para chinos y para europeos. Y no sólo novedad, sino un éxito rotundo. Sí, el pionono de atún causó furor en Pekín y ya tuve nuevos pedidos específicamente de eso.
China no deja de sorprenderme.
sábado, 13 de noviembre de 2010
Otoño
Siempre fue mi estación favorita. Estable, soleado, seco (al contrario de la primavera: húmeda, indecisa, molestamente impredecible), el otoño tiene lo mejor que el clima puede ofrecer: cielos azules, temperaturas templadas durante el día y refrescantes durante la noche, y vientos que anticipan el invierno pero que todavía no llegan a enfriar del todo. Y además, la posbilidad de vestir de manera elegante y sin incomodidades.
He escuchado y ya constatado que en otoño Beijing da lo mejor de sí (el invierno es demasiado frío, la primavera demasiado húmeda, el verano demasiado caluroso). Esta ciudad que afortunada e inesperadamente se muestra bien poblada de árboles, toma en esta época del año los más impresionantes colores previos a la defoliación. Los verdes se convierten en intensos rojos, amarillos, ámbar, dorado, que son tan efímeros como hermosos, durando sólo un par de semanas.
Casi en las afueras de la ciudad hay un lugar famoso por sus colores otoñales, el parque Xiangshan. Pero no es el único: los enormes jardines de la Universidad de Pekín y los innumerables parques dentro de la ciudad son también puntos donde pueden verse arces, sauces y otros árboles vestir también sus prendas más elegantes.
Jardines de la Universidad de Pekín
Parque Xiangshan
Universidad de Pekín
Lamentablemente el otoño ya se está desvaneciendo, y junto con las hojas caídas están llegando el frío, los vientos fuertes y arenosos de Mongolia y Siberia... y la calefacción, que como casi todo en China, también es central.
jueves, 11 de noviembre de 2010
Ombligos, centros, periferias
Es sabido que en la antigüedad muchas culturas se consideraron el centro de la Tierra: Cusco era el ombligo del mundo incaico, por la misma parte del cuerpo los romanos ubicaron a su ciudad eterna (Umbilicus urbis Romae), cuando el planeta se supo redondo los europeos ubicaron el meridiano en París y más tarde en Greenwich, mientras que los antiguos chinos bautizaron a su tierra como “país del centro” (Zhong Guo, 中国), nombre que aún hoy persiste. El nombre occidental de China no tiene un origen claro, algunos dicen que proviene de la dinastía Qin (que se pronuncia más o menos “chin”), pero no hay acuerdo sobre eso.
Lo cierto es que China, para los chinos, es el País del Centro, desde el cual se irradia el resto del mundo. Y “centro” (zhong, 中) es un concepto que aparentemente agrada a los chinos: tienen un fuerte gobierno central, tienen centros para todo (comerciales, básicamente), el cuerpo humano tiene su centro energético y sus meridianos, y la propia ciudad de Beijing fue concebida y construida con un centro geográfico y político (la Ciudad Prohibida y la Plaza Tian’anmen) desde donde se extiende la cuadrícula urbana hacia los cuatro puntos cardinales.
Y tan arraigada está la idea de ser el centro del mundo, que hasta los planisferios están organizados de esa manera: China en el medio, América en un extremo y Europa en el otro (o sea, el límite externo del planisferio no es el Pacífico sino el Atlántico, los americanos estamos al extremo oriente y los europeos en el far west).
Para mi gusto, Sudamérica en los planisferios chinos está un poco deformada, alargada, pero qué le vamos a hacer, parece que siempre seremos periferia, aunque hagan los mapas al revés...
Lo importante es haber descubierto finalmente cómo se ve el mundo con ojos rasgados.
Lo cierto es que China, para los chinos, es el País del Centro, desde el cual se irradia el resto del mundo. Y “centro” (zhong, 中) es un concepto que aparentemente agrada a los chinos: tienen un fuerte gobierno central, tienen centros para todo (comerciales, básicamente), el cuerpo humano tiene su centro energético y sus meridianos, y la propia ciudad de Beijing fue concebida y construida con un centro geográfico y político (la Ciudad Prohibida y la Plaza Tian’anmen) desde donde se extiende la cuadrícula urbana hacia los cuatro puntos cardinales.
Y tan arraigada está la idea de ser el centro del mundo, que hasta los planisferios están organizados de esa manera: China en el medio, América en un extremo y Europa en el otro (o sea, el límite externo del planisferio no es el Pacífico sino el Atlántico, los americanos estamos al extremo oriente y los europeos en el far west).
Para mi gusto, Sudamérica en los planisferios chinos está un poco deformada, alargada, pero qué le vamos a hacer, parece que siempre seremos periferia, aunque hagan los mapas al revés...
Lo importante es haber descubierto finalmente cómo se ve el mundo con ojos rasgados.
jueves, 4 de noviembre de 2010
Hoy cumplo 55 días en Pekín. El tiempo que estuvieron Ava Gardner, Charton Heston y David Niven, en sus papeles de diplomáticos y empresarios extranjeros, resistiendo la rebelión de los bóxers de 1900. El film del gran Nicholas Ray fue completamente filmado en España; se imaginarán que Pekín en 1963 no era una locación muy factible para una superproducción de Hollywood.
Hoy no hay bóxers ni estrellas como Heston o Gardner, ni decorados de superproducción como se hacían entonces. Hoy la superproducción es la ciudad misma: el propio Cecil B. de Mille quedaría bien chiquito al lado de los enormes y pretenciosos edificios, parques, estadios o estaciones de tren que llenan el paisaje de la moderna Beijing. Y aunque éste es el resultado del irrefrenable crecimiento económico chino, tiene sus lejanas raíces en los magnánimos palacios, templos y murallas que se construyeron durante los milenios dinásticos de este superpaís.
La China del 1900, la retratada en 55 días en Pekín era una China imperial en decadencia, prácticamente dominada por las potencias extranjeras, una gigantesca colonia de occidente. Pero el mundo inevitablemente da vueltas: hoy he leído que la revista Forbes calificó al presidente chino Hu Jintao como el hombre más poderoso e influyente del planeta.
El gran imperio no ha muerto, sólo estuvo hibernando un par de siglos.
lunes, 1 de noviembre de 2010
Censos
El pasado miércoles 27 de octubre se llevó a cabo en toda la Argentina un nuevo censo nacional de población, después de 19 años (se supone que debe realizarse cada diez, pero todos sabemos por qué no se realizó en 2001...). Se dispuso un feriado en todo el país para que la gente pudiera quedarse en casa y recibir a los 600 mil censistas. La noticia de la muerte de Néstor Kirchner le cambió la cara al feriado, pero el censo se realizó igual. Un día fue casi suficiente para relevar todos los hogares a lo largo y ancho del país (algunos pocos datos fueron recogidos telefónicamente durante los siguientes dos días).
Todavía no hay resultados oficiales, pero las primeras tendencias dicen que la población argentina sería un veinte por ciento mayor que en el censo anterior.
Y hoy mismo, 1º de noviembre, comienza otro censo de población, el del país más poblado del mundo, China. El operativo durará diez días sin feriados y ocupará a cerca de 6 millones de censistas. También será la primera vez que China tenga en cuenta en su censo a los residentes extranjeros (que son cada vez más en las grandes ciudades como Beijing, Shanghai, Guangzhou, Hangzhou, etc.).
Los primeros resultados se esperan para mediados de diciembre, pero se calcula que la totalidad de los datos será procesada para mediados de abril. Tratándose de más de 1.300 millones de chinos, no es tanto tiempo (si la ONPE se tomó más de dos semanas para contar los votos de la alcaldía de Lima, imagínense lo que tardaría en contar a toda esta gente).
Los primeros resultados se esperan para mediados de diciembre, pero se calcula que la totalidad de los datos será procesada para mediados de abril. Tratándose de más de 1.300 millones de chinos, no es tanto tiempo (si la ONPE se tomó más de dos semanas para contar los votos de la alcaldía de Lima, imagínense lo que tardaría en contar a toda esta gente).
Por estar en Beijing, ya no fui censado en 2010 como habitante de la Argentina.
En marzo vence mi residencia peruana (y se supone que seguiré en China, por lo tanto no podré renovarla).
Y mi pasaporte está en poder del gobierno chino, en medio del trámite de visa de residente que tomará todavía unas dos o tres semanas, por lo tanto aún no debería recibir a los censistas chinos.
He's a real nowhere man...
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