lunes, 28 de febrero de 2011

Cocinando

El otro día, después de casi seis meses de estar en Beijing, compré finalmente nuestro wok, que aquí no se llama wok sino chǎo guō (expresión que se refiere a todo tipo de sartén). 


Nuestro wok es de hierro, simple, clásico, el que todo chino tiene en su cocina. 
Y para inaugurarlo hicimos... comida peruana!! Bueno, lomo saltado, que es peruanísimo pero que tomó prestadas las técnicas de la cocina china: carne y vegetales en trozos relativamente grandes, salteados a fuego vivo en un wok, acompañados de arroz blanco y... papas fritas.
Aquí un par de fotos y videos del evento.

 
En plena faena.

El producto final. Como diría mi suegra: "Bien servido, como para peruano".

Video 1

Video 2

viernes, 25 de febrero de 2011

Carácter radical

Hace ya casi tres meses (con sus interrupciones debidas a las fiestas occidentales y chinas) que llevo clases de chino en una escuela que está justo frente a mi edificio.
Mi profesor, Li Ning (o Peter Lee, para los occidentales), es un joven venido de una pequeña ciudad del noreste de China. A pesar de su juventud, Li Ning es un poco chapado a la antigua, algo nostálgico de los tiempos de Mao, crítico con el presente de su país, y dueño de un carácter bucólico. Sueña con volver a su pueblo a casarse con su novia y vivir una vida tranquila lejos de la gran ciudad y de la pujante nueva China. Un ser interesante en medio de tantos jóvenes consumistas (sí, consumistas, y ya no comunistas) que pueblan las calles y sobre todo los centros comerciales de Beijing.
Li Ning es también un buen profesor, a pesar de su pronunciación algo defectuosa del inglés. En poco tiempo ha logrado hacerme pronunciar el chino bastante aceptablemente y me ha dado las herramientas para poder arreglármelas por ahí.
Hace algunas semanas, Li lao shi (así se dice “maestro Li”), llegó contento, diciendo que en esa clase comenzaríamos a aprender algo nuevo y fundamental. Entonces nos repartió un cuadernillo fotocopiado titulado My Mini Radical Dictionary. “¡Cáspita!”, pensé, “aquí se acaba la enseñanza del chino y comienza el adoctrinamiento comunista”. Algo que de todas maneras me parecía extraño, porque no hay nada más alejado del comunismo radicalizado que la China de hoy.  Tal vez podía tratarse de un fenómeno parecido al de la Argentina, donde la palabra “radical” perdió completamente su significado al ser usada por un grupúsculo cada vez más pequeño de gente absolutamente conservadora (y para un peronista como yo, nada más trágico que pensar en ser adoctrinado por esta gente). En fin, todas mis hipótesis políticas se esfumaron al abrir el cuadernillo y ver que se trataba de un método de enseñanza de caracteres chinos. ¿Por qué esa palabra “radical” entonces? Es que justamente, gran parte de estos caracteres se forman a partir de radicales, es decir, trazos que pueden llevar un significado, idea o connotación, o simplemente sonido, y que se combinan entre sí para formar las distintas sílabas y palabras. 

Por ejemplo, la palabra “ta”, que designa a la tercera persona del singular, cambia su grafía si se trata de un “él” (他), donde lleva el radical “ren” (persona) o de una “ella” (她 ), donde lleva el radical “nü” (mujer, femenino). O el carácter de la palabra “bueno” (hao, 好), formado por dos radicales: el ya mencionado nü (女) y “zi” (子), que significa “niño”, tal vez porque piensan que una niña nada puede tener de malo. 
My Mini Radical Dicionary era entonces mi pequeño diccionario de radicales, y no mi pequeño diccionario radical.
Lo curioso es que a partir de esa clase, Li Ning, viendo que yo me interesaba bastante con la escritura china, ha tomado una fervorosa pasión por los caracteres y ya casi no me enseña conversación o gramática: la clase gira en torno a la escritura, y su método se ha vuelto una combinación de lavado de cerebro y tortura (que yo disfruto, de algún modo). Mi propuesta de las primeras clases, de aprender primero que nada a defenderme, entender y conversar algo, ha quedado en la nebulosa. Li lao shi se ha vuelto un radical en la enseñanza de los caracteres chinos.


jueves, 10 de febrero de 2011

Blanca nieve

La semana del Año Nuevo chino pasó con un clima bastante benévolo, días muy soleados, sin viento, y con temperaturas sobre cero bien agradables... a pesar de los pronósticos de los lugareños, que vaticinaban un febrero más frío todavía que diciembre y enero, todo parecía indicar que el invierno estaba aflojando y dando paso a la primavera. Un invierno atípico además, porque no había caído ni un copo de nieve. Pero ayer el cielo se puso gris y la temperatura bajó bastante. Y hoy por la mañana, cuando estaba en la cocina haciendo mi desayuno (habiéndome levantado, bañado, cambiado, sin mirar hacia afuera), veo que el auto estacionado junto a la ventana estaba todo cubierto de blanco. Enfoqué mejor y vi que sí, efectivamente, estaba nevando, y aparentemente desde hacía unas cuantas horas, porque todo estaba ya blanquísimo.
De la mano del conejo llegó la nieve, tardía, tal vez aislada (dicen que no nevará mucho más en lo que queda del invierno), pero segura.


El patio interno de mi edificio, esta mañana.

 El parque Yuan Dadu, a la espalda de mi pastelería.

martes, 1 de febrero de 2011

Conejo

¿Qué hay de nuevo, viejo?
De nuevo un nuevo año, y el año es del conejo.
El ya comenzado 2011 occidental (nosotros ponemos números, somos lineales, históricos) es para los chinos el año del Conejo de Metal, que comienza a las cero horas de mañana (3 de febrero), cuando con la luna nueva finalice el día 30 del mes lunar 12 y comience el 1 del mes 1, dejando atrás al año del Tigre.
El clima de año nuevo comenzó a sentirse hace unos días, cuando casi la mitad de la población actual de Beijing, compuesta por migrantes internos, ha comenzado el éxodos hacia sus provincias de origen para pasar esta fiesta con sus familias (en su mayoría, hijos únicos que vuelven a ver a sus padres). En menos de cuatro días, unos quince millones de personas dejaron la ciudad, que ahora está hermosa sin tanta congestión en las calles y subtes.
Hace dos días, el 28 del mes 12, las ventanas de casas, negocios y oficinas se vistieron con chuāng huā o “flores de ventana”, imágenes caladas en papel rojo, con el carácter de la fortuna, dibujos de conejos y otros diseños alusivos al nuevo año y a la prosperidad.


Chuāng huā con caracter (buena suerte, fortuna, felicidad) y los peces de la abundancia.

También comenzaron a sentirse las primeras explosiones de la milenaria pirotecnia china, pero según nos dicen todos aquí, hay que estar preparados para la noche misma del año nuevo, en la que se detonan toneladas de fuegos artificiales y petardos, haciendo de China un escenario casi bélico.
Esta noche las familias chinas se juntan a comer jiaozi (los más tradicionales los hacen en casa), visten ropas nuevas y los padres regalan a los hijos unos sobres rojos con dinero –llamados hong bao–, como deseo de fortuna para el año que comienza.
El Conejo es el cuarto animal de la rueda de doce, que además se combinan con un elemento (agua, madera, fuego, metal y tierra), formando un ciclo completo de 60 años que comienza con Rata de Agua y termina con Cerdo de Agua.
Siendo un animal más pacífico que el Tigre, se espera que el 2011 sea más tranquilo y estable que el 2010. Al conejo se lo asocia con la larga vida y la prosperidad, por lo que debería ser un año de cierta abundancia. Pero el hecho de ser Conejo de Metal debe ponernos alerta: el metal es el dinero pero también son las armas, por eso los especialistas vaticinan conflictos mundiales. Y el dinero tiene las dos caras de la moneda: a la abundancia pueden sobrevenir repentinas crisis.
Como sea, esta noche habrá que vestir ropas nuevas, comer jiaozi, reventar petardos y desearles a todos Xīn Nián Kuài Lè! (Feliz Año Nuevo) y Gōng Xǐ Fā Cái (algo así como “felicitaciones por la riqueza”, pero que en realidad se usa como deseo de éxito y prosperidad).