lunes, 5 de septiembre de 2011

Zài Jiàn!


Después de un año, ha llegado el momento de partir.
Un año en que hemos vivido el gélido invierno y el tórrido verano de Beijing; los días de sol radiante y aquellos de un gris profundo; y los aguaceros casi bíblicos también.
En esos días y esos climas anduvimos, Sofía y yo, tratando de conocer esta enorme ciudad, capital de este enorme país. Y con cada paso nos dábamos cuenta de todo lo que nos faltaba ver, conocer.
Un año siempre es poco para conocer un lugar. Pero en China, yo diría que es nada. Un año ha sido sólo el comienzo. Hemos visto algo de Beijing, y alguna que otra pincelada de Shanghai, Hong Kong, Macao y Hangzhou.
China es milenaria e infinita. Y uno descubre eso tratando de conocerla.
Es hora de dejar “el país del centro”, Zhōng Guó, la China, y volar las interminables horas hasta la lejana Nán Měi Zhōu (Sudamérica).
No sé si volveremos, ojalá que sí, porque esto ha sido sólo el comienzo.
Ojalá que sí, por eso no es adiós sino hasta la vista, lo que en chino significa mi saludo: 
 ZÀI JIÀN!

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